Espera. Vuelve a leer el título de este artículo. ¿Crees que hay algo más sostenible que hacer que el producto desaparezca sin dejar impacto alguno en el planeta? Desde la Materioteca de Galicia creemos que no.
En una sociedad cada vez más consumista, la gestión de los residuos es un problema a nivel mundial, y debemos buscar soluciones mediante materiales que puedan desaparecer cuando no los necesitemos más. Hoy venimos a presentar, en relación al último informe de “Sostenibilidad y circularidad de los materiales: Fase del fin de vida” que podrás encontrar en la web, dos materiales que, literalmente, no dejan ni rastro.
Esferas de alginato biocompatibles, USC (MG-7038)
Estas esferas que aparecen en la imagen son de alginato de sodio (disponibles tanto en forma seca o húmeda). El alginato de sodio es un polisacárido extraído de forma natural de las algas, al que se le ha añadido ácido húmico. Este material está diseñado para eliminar metales pesados del agua, como mercurio o selenio, cuya peligrosidad es ampliamente conocida.
A pesar de que ya existen absorbentes de metales pesados, estas esferas cuentan con una ventaja competitiva de gran calibre: una vez finalizado su uso, pueden utilizarse como abono vegetal. El ácido húmico es comúnmente usado para aumentar la biodisponibilidad del agua y mejorar los cultivos aumentando los nutrientes disponibles en la tierra. Estas esferas no sólo ayudarán a mantener las aguas limpias, sino que también desaparecerán ayudando a la fertilidad del suelo y a la obtención de mejores cosechas.
Saco para cemento hidrosoluble, Billerudkorsnäs
Ya comentamos en un artículo anterior que el uso de materiales para la construcción es uno de los más contaminantes que existen. El cemento, sin ir más lejos, emite un 90% de CO2 en su proceso de fabricación. En el artículo mencionado ya hablamos de la solución al cemento, pero ¿y si los sacos en los que se almacena el cemento también pudieran ser sostenibles?
Estos sacos de papel hidrosoluble específicamente diseñados para su uso con cemento, están fabricados a partir de un monomaterial patentado que gracias a su recubrimiento, pueden resistir la humedad y la lluvia por un tiempo limitado y repelen la suciedad. Sin embargo, una vez se utilice el cemento que contienen, estos sacos pueden ser disueltos en agua, sin impacto medioambiental alguno, formando parte del cemento final sin alterar sus propiedades.